domingo, 20 de enero de 2008

Los links de Covey, promesa es compromiso






En esta oportunidad publicamos la página web que conduce a los enlaces que les permitirán descargar el material, tanto textos como materila audiovisual del profesor Stheven Covey.

Pinchar para llegar a la página aquí...

Una vez en la página , bajen con el cursor y pinchen los links que los conducen a las publicaciones de Steven Coevy.
Suerte y saquen provecho de esas lecturas.

martes, 15 de enero de 2008

Cómo acabar con los períodicos de una vez




En esta presentación se da cuenta de una visión crítica acerca del periodismo tradicional.
Es interesante analizarla para rebatir algunos planteamientos que aquí se formulan.

Documento en pdf, Picar aquí,

Panorama Latinoamericano de los periodistas blogueros





Un reciente estudio da cuenta de los alcances del desarrollo del blogging entre los periodistas del habla hispana.
Si desea leer el informe haga click....

Y en este informe vea el directorio de los periodistas que mantienen blogs por países del habla hispana... aquí...

El rol del periodista frente a la audiencia proactiva



Las nuevas tecnologías de la información han abierto una brecha en nuestro comportamiento social como audiencia e individuo. La red de redes, vista en su momento como un objeto inocuo por los medios de comunicación, en los últimos años ha generado toda una nueva corriente de consumo e información gracias a la estandarización y su facilidad de acceso. Lo que hace 10 años parecía dirigido sólo a informáticos y heavy users, hoy pasa a ser de uso común en gran parte de los grupos etarios existentes, tal como lo destaca el Informe de resultados WIP Chile 2006[1], donde señala que “sólo en Santiago existe un total de 86% de capitalinos que tiene algún tipo de contacto con esta tecnología”.

Tal fenómeno, tanto a nivel local como mundial, ha generado una serie de nuevos comportamientos en el manejo de la información y por ende, en las personas que tanto entregan como tienen acceso a ésta.

Esto conlleva a una serie de preguntas esenciales: ¿Cuál ha sido la evolución de las audiencias?, ¿cuál ha sido el impacto de las nuevas plataformas existentes en la generación de agendas noticiosas? Y un elemento no menor: ¿Cómo los profesionales de la información pueden actuar frente a esta avalancha de información y emisores?

El nuevo orden

Hoy existe una paradoja. La llegada de nuevas tecnologías transformaron a las audiencias: ya no son activas o pasivas, sino además proactivas. El consumidor de la información no sólo se dedica a recibir información, sino además a generarla. Nace la figura del prosumidor[2], donde su comunidad está presente no sólo en un ámbito espacial/cartesiano –como el barrio, grupo de trabajo, o de estudio- , sino en un ambiente etéreo y simbólico (virtual), cuyos vecinos y amistades pueden ser de China, India o Guatemala, y cuya interacción causa efectos en nuestro diario vivir. Por su parte, el periodista pierde su capacidad de reporteo debido a sus otrora receptores, donde la tecnología y la necesidad de comunicar transforman a cada persona con celular, cámara y una conexión web en potenciales reporteros.

Audiencia proactiva

Durante el apogeo de los medios de comunicación masivos –escrito, radial y audiovisual- las audiencias eran consideradas por muchos como entes colectivos bien definidos y “pasivos” frente a los mensajes. El mecanismo de comunicación era unidireccional, y se asumía que el contenido entregado era aceptado de manera completa y absoluta. Es así como lo afirma Blanca Muñoz[3] en tres puntos esenciales:

“a) Sus miembros tienen un nivel de interacción muy leve o inexistente porque están físicamente separados unos de otros.

b) Sus miembros tienen una débil y limitada capacidad de organización, por lo que no son capaces de respuestas articuladas.

c) Sus miembros, si bien anónimos en el conjunto, son miembros de una red de grupos sociales primarios y secundarios (familia, amistades, trabajo, asociaciones, etc.) en los que son suficientemente conocidos y en cuyo seno ejercen y reciben influencias.”

El auge del teléfono, los nuevos mecanismos utilizados por la televisión y tecnologías otorga a los consumidores nuevas modalidades de comunicación y el mensaje -otrora absoluto y unidireccional- empieza a mostrar ciertas desviaciones, pero que no influyen de manera fehaciente en la estructura final de los medios[4].

Este concepto, con la irrupción de tecnologías digitales y su posterior masificación, empieza a mostrar los primeros síntomas de resquebrajamiento. El año pasado, durante la protesta en Chile de los estudiantes de educación secundaria, se pudo observar una mayor diversidad de visiones, saliendo del marco de los discursos habitualmente cubiertos por los medios tradicionales, debido a la proliferación de nuevos mecanismos de difusión –los fotologs o bitácoras de imágenes- que mostraban innumerables veracidades sobre un mismo tópico. No sólo se pudo leer, oír, o ver la postura del Gobierno y la cúpula estudiantil, sino que fue posible además, llegar a las imágenes y mensajes de ciertos participantes de tales marchas y tomas estudiantiles. Algo similar pasó con Radio Caracas este año. Tras el cierre del canal de televisión en manos del presidente venezolano Hugo Chávez, varios ciudadanos, descontentos con el hecho, generaron contenidos de protesta en diversos medios digitales, siendo el más popular YouTube y cuyo mensaje trascendió a varias partes del globo.

Este nuevo tipo de audiencia, conocedora de los nuevos mecanismos de comunicación y atenta a la evolución digital, no es actualmente representativa. Debido al rápido crecimiento de las plataformas de comunicación, no ha sido posible para una gran parte de la población tener una curva de aprendizaje acorde a las nuevas tendencias y hacer uso de estas.

La nueva audiencia posee tres grandes características: Compara los hechos dados a conocer por los grandes medios de comunicación, valora el análisis y no el hecho en sí, y genera sus propios contenidos. Liderada en su mayoría por adultos jóvenes y adolescentes, nace la audiencia proactiva, capaz de generar un eco y establecerse dentro de la agenda de los tradicionales medios de comunicación.

La maravilla de las comunicaciones, cuyos pilares son el Hipertexto[5] junto al Html[6] trae consigo un grave problema: la disonancia informativa.

El “mar de información” es amplísimo. Las noticias que antes eran difundidas sólo por medios locales, hoy tiene (en Internet) una cantidad de emisores tan indeterminado como personas existentes en la red, por lo que resulta fácil caer en falso conocimiento. Los hechos pueden ser moldeados a tal punto, que resulta dificultoso encontrar un verosímil dentro de hoaxes y teorías conspirativas. Tales comportamientos se pudieron apreciar tras el atentado a las torres gemelas, con el caso del libro “9/11 The Big Lie” de Thierry Meyssan[7], o con el documental “Loose Change”[8] de Dylan Avery, donde a partir de una simple teoría y utilizando recursos multimediales, lograron establecer dentro de la agenda noticiosa la teoría de conspiración, donde señalan a las cúpulas de poder estadounidense como las culpables de tal catástrofe.

La Internet, debido a su amplio crecimiento y variedad de puntos de vista de un mismo contenido tiene la amenaza de formar personas que, a pesar de tener la información en sus manos, son incapaces de procesarla debido a la gran cantidad de elementos, aristas y nuevas perspectivas. En otras palabras, la enorme cantidad de emisores entregando información (y a veces contra-información) a un receptor, termina por saturar y confundir a quien recibe el mamotreto digital. Por lo tanto, el principal interés ya no es “informar primero”, sino “entender primero”.

El nuevo rol del periodista y el reportero ciudadano.

Hoy, todos son capaces de captar (o copiar) una información y difundirla mediante sus propios medios a bajo costo. La inmediatez de las noticias pierde su brillo debido a que todo es instantáneo y asequible mediante diversos puntos de referencia (TV, celulares, PDAs, RSS, Etc.).

La tecnología otorga al individuo la oportunidad de transformarse en reportero. Un celular con cámara incorporada captando un footage de un accidente y subido a Youtube, es mucho más impactante que la declaración de un testigo captada por un periodista en terreno.

Debido al potencial número de camarógrafos, el rol del periodista queda limitado a verificar y ante todo, procesar la información desde todas las perspectivas para que sea digerida correctamente por la audiencia. Ésta, a su vez, generará nuevos contenidos y el proceso de retroalimentación será rápido, inmediato y capaz de entregar una mayor riqueza de contenidos para el público.

Con esto, el reporteo ya no es obra exclusiva del periodista, sino también de los propios consumidores de información, quienes entregan una perspectiva –su perspectiva- frente a un hecho.

Este fenómeno sienta las bases del “periodismo ciudadano”, cuya definición, citando a Shayne Bowman y Chris Willis, corresponde a “la ciudadanía jugando un rol activo en el proceso de recolectar, reportar, analizar y diseminar noticias e información”[9]. Esta tendencia puede verse gracias al fenómeno de los blogs, donde micro-medios se dedican a generar sus propias pautas, incluso fiscalizar los propios medios tradicionales cercanos a ellos –sea en nivel geográfico, por cercanía con el contenido o como mecanismo de reprobación a éstos- , verificando sus errores o faltas. En algunos casos, su influencia es tan grande que llegan a ser pauta propia incluso para ejes de poder, como lo fue durante las elecciones presidenciales en EEUU del 2004, donde los partidos Republicano y Demócrata dieron acceso de prensa a ciertos bloggers[10].

Debido a esto, el periodista tradicional, conocedor de “un mar de información de un centímetro de profundidad” ya no es tan valorado por la nueva audiencia proactiva como aquél especializado en un tópico, debido al enorme flujo de datos donde todos pueden obtener el mismo conocimiento, y con la misma pericia de los antiguos comunicadores.

Para el periodista, su oficio es un arte de aprendizaje y sujeto a reglas, como la verificación de sus fuentes, recopilación de hechos, respeto a códigos éticos unido a una buena prosa. Y si bien el acceso, generación y mecanismos de comunicación (con cada uno de los elementos necesarios para conformar una noticia ha cambiado), el fondo del sistema de generación de éstas no ha variado.

Hoy, el periodista debe asumir varios roles. Es un bibliotecario digital. Debe saber buscar, indexar y ordenadamente entender el funcionamiento de la red en materia de comunicación, así como el contenido que ésta posea. Es un analista de la inmediatez, debe surcar a través de las diversas tendencias existentes frente a un acontecimiento, y a partir de éste, armar una cosmovisión completa y dinámica en el tiempo, eliminando cualquier tipo de información errónea y adaptada a la narrativa no lineal existente en la red. Deberá estar atento a la evolución de las nuevas tecnologías y “aprender a aprender”, para ser lo suficientemente adaptable a los nuevos procesos e instancias que las nuevas técnicas ofrecen a los usuarios de la red. Todo esto, sumado a la propia ética profesional, serán los elementos esenciales para cumplir de manera fehaciente con el rol encomendado por la sociedad: estar al servicio de la verdad, los principios democráticos y los derechos humanos.

Post tomado de Picar aquí...