martes, 15 de enero de 2008

El rol del periodista frente a la audiencia proactiva



Las nuevas tecnologías de la información han abierto una brecha en nuestro comportamiento social como audiencia e individuo. La red de redes, vista en su momento como un objeto inocuo por los medios de comunicación, en los últimos años ha generado toda una nueva corriente de consumo e información gracias a la estandarización y su facilidad de acceso. Lo que hace 10 años parecía dirigido sólo a informáticos y heavy users, hoy pasa a ser de uso común en gran parte de los grupos etarios existentes, tal como lo destaca el Informe de resultados WIP Chile 2006[1], donde señala que “sólo en Santiago existe un total de 86% de capitalinos que tiene algún tipo de contacto con esta tecnología”.

Tal fenómeno, tanto a nivel local como mundial, ha generado una serie de nuevos comportamientos en el manejo de la información y por ende, en las personas que tanto entregan como tienen acceso a ésta.

Esto conlleva a una serie de preguntas esenciales: ¿Cuál ha sido la evolución de las audiencias?, ¿cuál ha sido el impacto de las nuevas plataformas existentes en la generación de agendas noticiosas? Y un elemento no menor: ¿Cómo los profesionales de la información pueden actuar frente a esta avalancha de información y emisores?

El nuevo orden

Hoy existe una paradoja. La llegada de nuevas tecnologías transformaron a las audiencias: ya no son activas o pasivas, sino además proactivas. El consumidor de la información no sólo se dedica a recibir información, sino además a generarla. Nace la figura del prosumidor[2], donde su comunidad está presente no sólo en un ámbito espacial/cartesiano –como el barrio, grupo de trabajo, o de estudio- , sino en un ambiente etéreo y simbólico (virtual), cuyos vecinos y amistades pueden ser de China, India o Guatemala, y cuya interacción causa efectos en nuestro diario vivir. Por su parte, el periodista pierde su capacidad de reporteo debido a sus otrora receptores, donde la tecnología y la necesidad de comunicar transforman a cada persona con celular, cámara y una conexión web en potenciales reporteros.

Audiencia proactiva

Durante el apogeo de los medios de comunicación masivos –escrito, radial y audiovisual- las audiencias eran consideradas por muchos como entes colectivos bien definidos y “pasivos” frente a los mensajes. El mecanismo de comunicación era unidireccional, y se asumía que el contenido entregado era aceptado de manera completa y absoluta. Es así como lo afirma Blanca Muñoz[3] en tres puntos esenciales:

“a) Sus miembros tienen un nivel de interacción muy leve o inexistente porque están físicamente separados unos de otros.

b) Sus miembros tienen una débil y limitada capacidad de organización, por lo que no son capaces de respuestas articuladas.

c) Sus miembros, si bien anónimos en el conjunto, son miembros de una red de grupos sociales primarios y secundarios (familia, amistades, trabajo, asociaciones, etc.) en los que son suficientemente conocidos y en cuyo seno ejercen y reciben influencias.”

El auge del teléfono, los nuevos mecanismos utilizados por la televisión y tecnologías otorga a los consumidores nuevas modalidades de comunicación y el mensaje -otrora absoluto y unidireccional- empieza a mostrar ciertas desviaciones, pero que no influyen de manera fehaciente en la estructura final de los medios[4].

Este concepto, con la irrupción de tecnologías digitales y su posterior masificación, empieza a mostrar los primeros síntomas de resquebrajamiento. El año pasado, durante la protesta en Chile de los estudiantes de educación secundaria, se pudo observar una mayor diversidad de visiones, saliendo del marco de los discursos habitualmente cubiertos por los medios tradicionales, debido a la proliferación de nuevos mecanismos de difusión –los fotologs o bitácoras de imágenes- que mostraban innumerables veracidades sobre un mismo tópico. No sólo se pudo leer, oír, o ver la postura del Gobierno y la cúpula estudiantil, sino que fue posible además, llegar a las imágenes y mensajes de ciertos participantes de tales marchas y tomas estudiantiles. Algo similar pasó con Radio Caracas este año. Tras el cierre del canal de televisión en manos del presidente venezolano Hugo Chávez, varios ciudadanos, descontentos con el hecho, generaron contenidos de protesta en diversos medios digitales, siendo el más popular YouTube y cuyo mensaje trascendió a varias partes del globo.

Este nuevo tipo de audiencia, conocedora de los nuevos mecanismos de comunicación y atenta a la evolución digital, no es actualmente representativa. Debido al rápido crecimiento de las plataformas de comunicación, no ha sido posible para una gran parte de la población tener una curva de aprendizaje acorde a las nuevas tendencias y hacer uso de estas.

La nueva audiencia posee tres grandes características: Compara los hechos dados a conocer por los grandes medios de comunicación, valora el análisis y no el hecho en sí, y genera sus propios contenidos. Liderada en su mayoría por adultos jóvenes y adolescentes, nace la audiencia proactiva, capaz de generar un eco y establecerse dentro de la agenda de los tradicionales medios de comunicación.

La maravilla de las comunicaciones, cuyos pilares son el Hipertexto[5] junto al Html[6] trae consigo un grave problema: la disonancia informativa.

El “mar de información” es amplísimo. Las noticias que antes eran difundidas sólo por medios locales, hoy tiene (en Internet) una cantidad de emisores tan indeterminado como personas existentes en la red, por lo que resulta fácil caer en falso conocimiento. Los hechos pueden ser moldeados a tal punto, que resulta dificultoso encontrar un verosímil dentro de hoaxes y teorías conspirativas. Tales comportamientos se pudieron apreciar tras el atentado a las torres gemelas, con el caso del libro “9/11 The Big Lie” de Thierry Meyssan[7], o con el documental “Loose Change”[8] de Dylan Avery, donde a partir de una simple teoría y utilizando recursos multimediales, lograron establecer dentro de la agenda noticiosa la teoría de conspiración, donde señalan a las cúpulas de poder estadounidense como las culpables de tal catástrofe.

La Internet, debido a su amplio crecimiento y variedad de puntos de vista de un mismo contenido tiene la amenaza de formar personas que, a pesar de tener la información en sus manos, son incapaces de procesarla debido a la gran cantidad de elementos, aristas y nuevas perspectivas. En otras palabras, la enorme cantidad de emisores entregando información (y a veces contra-información) a un receptor, termina por saturar y confundir a quien recibe el mamotreto digital. Por lo tanto, el principal interés ya no es “informar primero”, sino “entender primero”.

El nuevo rol del periodista y el reportero ciudadano.

Hoy, todos son capaces de captar (o copiar) una información y difundirla mediante sus propios medios a bajo costo. La inmediatez de las noticias pierde su brillo debido a que todo es instantáneo y asequible mediante diversos puntos de referencia (TV, celulares, PDAs, RSS, Etc.).

La tecnología otorga al individuo la oportunidad de transformarse en reportero. Un celular con cámara incorporada captando un footage de un accidente y subido a Youtube, es mucho más impactante que la declaración de un testigo captada por un periodista en terreno.

Debido al potencial número de camarógrafos, el rol del periodista queda limitado a verificar y ante todo, procesar la información desde todas las perspectivas para que sea digerida correctamente por la audiencia. Ésta, a su vez, generará nuevos contenidos y el proceso de retroalimentación será rápido, inmediato y capaz de entregar una mayor riqueza de contenidos para el público.

Con esto, el reporteo ya no es obra exclusiva del periodista, sino también de los propios consumidores de información, quienes entregan una perspectiva –su perspectiva- frente a un hecho.

Este fenómeno sienta las bases del “periodismo ciudadano”, cuya definición, citando a Shayne Bowman y Chris Willis, corresponde a “la ciudadanía jugando un rol activo en el proceso de recolectar, reportar, analizar y diseminar noticias e información”[9]. Esta tendencia puede verse gracias al fenómeno de los blogs, donde micro-medios se dedican a generar sus propias pautas, incluso fiscalizar los propios medios tradicionales cercanos a ellos –sea en nivel geográfico, por cercanía con el contenido o como mecanismo de reprobación a éstos- , verificando sus errores o faltas. En algunos casos, su influencia es tan grande que llegan a ser pauta propia incluso para ejes de poder, como lo fue durante las elecciones presidenciales en EEUU del 2004, donde los partidos Republicano y Demócrata dieron acceso de prensa a ciertos bloggers[10].

Debido a esto, el periodista tradicional, conocedor de “un mar de información de un centímetro de profundidad” ya no es tan valorado por la nueva audiencia proactiva como aquél especializado en un tópico, debido al enorme flujo de datos donde todos pueden obtener el mismo conocimiento, y con la misma pericia de los antiguos comunicadores.

Para el periodista, su oficio es un arte de aprendizaje y sujeto a reglas, como la verificación de sus fuentes, recopilación de hechos, respeto a códigos éticos unido a una buena prosa. Y si bien el acceso, generación y mecanismos de comunicación (con cada uno de los elementos necesarios para conformar una noticia ha cambiado), el fondo del sistema de generación de éstas no ha variado.

Hoy, el periodista debe asumir varios roles. Es un bibliotecario digital. Debe saber buscar, indexar y ordenadamente entender el funcionamiento de la red en materia de comunicación, así como el contenido que ésta posea. Es un analista de la inmediatez, debe surcar a través de las diversas tendencias existentes frente a un acontecimiento, y a partir de éste, armar una cosmovisión completa y dinámica en el tiempo, eliminando cualquier tipo de información errónea y adaptada a la narrativa no lineal existente en la red. Deberá estar atento a la evolución de las nuevas tecnologías y “aprender a aprender”, para ser lo suficientemente adaptable a los nuevos procesos e instancias que las nuevas técnicas ofrecen a los usuarios de la red. Todo esto, sumado a la propia ética profesional, serán los elementos esenciales para cumplir de manera fehaciente con el rol encomendado por la sociedad: estar al servicio de la verdad, los principios democráticos y los derechos humanos.

Post tomado de Picar aquí...

18 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué habría hecho Pinochet con la avalancha de los blog? ¿Como los habria controlado? Habria mandado al Mamo Contreras a hacer un curso, seguramente. En Cuba creo que Fidel da acceso restringido a internet.

Anónimo dijo...

Esta audiencia proactiva provoca un desafío mayor para los periodistas, pero esto no quiere decir tampoco que las noticias serán transmitidas netamente por el público. El periodista siempre será el puente que permitirá conocer una información en profundidad, transmitirá de un punto de vista profesional que conlleva un abanico importante de hipótesis que servirá para que la gente saque una conclusión sobre la temática en cuestión.

Anónimo dijo...

Concuerdo con mucho de lo señalado. Sin embargo creo que hay un elemento poco definido todavía respecto al "periodismo" ciudadano, que es la responsabilidad frente a los contenidos que difunden los reporteros ciudadanos...

Anónimo dijo...

Los fenómenos de la comunicación humana son enriquecidos, de tanto en tanto, con la irrupción de nuevas tecnologías. Hoy somos testigos, algo asombrados, del gran salto que va desde la linotipia y el papel entintado a la Web inconmensurable.
Esta última, rompe fronteras y acerca a los hombres y mujeres con una facilidad e inmediatez que obliga a reaccionar con presteza.
Entonces, no dominar sus claves y no incorporarlas al quehacer cotidiano podría tener una equivalencia a iniciar el regreso hacia la caverna primitiva.

Anónimo dijo...

El cambio es tal, lo que NO significa la extinción del periodista, sino que de sus herramientas de trabajo. Ya ha ocurrido, la máquina de escribir y la cámara fotográfica con rollo quedaron en el pasado, pero no así el profesional.
Ahora la garbadora y cámara es digital, el celular es indispensable, pero alguien las usa y ese es el periodista, quien debe estar en permanente actualización.
Sólo hay cambios de soportes, pero hablar de periodismo ciudadano es muy diferente al profesional, donde hay un análisis de la información y no un bombardeo parcial. Es decir, el eje de la ética... O sino serían medios que en el futuro se empantarían en las demandas y querellas por algo que se dijo o hizo.
Osvaldo

Anónimo dijo...

El avance de la tecnolog{ia nos facilita muchas actividades diarias, ahorran tiempo y muchas otras cosas, lo que para el usuario es optativo, vale decir, hay quienes se suben al carro de la tecnolog{ia (especialmente las nuevas generaciones), y quienes prefieren las alternativas tradicionales (leer un diario impreso, hacer los tramites, y pagar las cuentas personalmente). Pero el gran desaf{io queda para quienes estamos a cargo de entregar esta informaci{on y de "facilitar la vida a los dem{as", somos nosotros los que estamos obligados a adaptarnos a los nuevos tiempos y la nueva tecnolog{ia. lo que sin duda es un gran desaf{io que vemos a diario se nos acrecienta y una gran responsabilidad a la vez.

Anónimo dijo...

El cambio es tal, lo que NO significa la extinción del periodista, sino que de sus herramientas de trabajo. Ya ha ocurrido, la máquina de escribir y la cámara fotográfica con rollo quedaron en el pasado, pero no así el profesional.
Ahora la garbadora y cámara es digital, el celular es indispensable, pero alguien las usa y ese es el periodista, quien debe estar en permanente actualización.
Sólo hay cambios de soportes, pero hablar de periodismo ciudadano es muy diferente al profesional, donde hay un análisis de la información y no un bombardeo parcial. Es decir, el eje de la ética... O sino serían medios que en el futuro se empantarían en las demandas y querellas por algo que se dijo o hizo.

correojramirez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Vaya, vaya, lo bueno y lo malo de llegar a la esfera virtual (o real) de los mensajes. Este texto deja en evidencia los cambios que vienen en el Periodismo, pero además sobre los desafíos que tienen los profesionales de los medios de comunicación para actualizarse y entrar de lleno a las nuevas plataformas de emisión y recepción de contenidos.

luispi47 dijo...

Los periodistas estamos frente a un gran desafío: De qué manera nos adaptamos al cambio.
Debemos asumir -los mayores de 30- un proceso activo de capacitación, que nos permita ponernos "a la altura" de los acontecimientos, entender y poder desarrollarnos.
Es necesario también ir de la mano con el soporte tecnológico que adopte la empresa donde trabajamos.
Los periodistas tenemos la capacidad y la sensibilidad de poder percibir qué están demandando los lectores (en el caso de los Diarios).
Creo además que otra linda misión, es contribuir para que este conocimiento pueda llegar a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los más marginados o postergados, con el fin de que el proceso sea más participativo y menos excluyente.

Ricardo Araya Maldonado dijo...

Creo que el periodista tradicional nunca perderá relevancia frente a los "colaboradores" a través de internet, ya que éstos por su transitoriedad y trabajo ocasional, no profesionalizado, dependen sólo de su voluntad, sin la rigurosidad que exige el profesionalismo de las comunicaciones.
Además, la mayoría de las "fuentes noticiosas", son accesibles a los periodistas tradicionales y el periódico se compone de toda una trama noticiosa, informativa, entretención, avisos y otros elementos, bien estructurada, que no sólo cautiva por la "noticia del momento", que sería la mayoría de los aportes de estos periodistas ciudadanos, ocasionales.
El periodista universitario está capacitado para discernir e interpretar las noticia para que llegue convenietemente a sus lectores.
Además, quienes se informan a través de internet, en la actualidad, corresponden a un segmento muy específico, que aún no desplaza a los lectores de diarios.

Anónimo dijo...

El impacto es ahora y mañana

Anónimo dijo...

soy el punto negro

Sergio dijo...

Los adelantos tecnológicos son tan rápidos y potentes que llegan atrasados a las empresas chilenas y hay un constante "ponerse al día", provocando un atraso notorio respecto a países como Estados Unidos o España, por nombrar algunos.
Los periodistas de antaño y de hoy, como señala el artículo, "con un mar de conocimientos con un centímetro de profundidad", tienen algo que hoy el periodista digital más moderno no tiene: La responsabilidad de editar una información cuando la tiene totalmente confirmada y chequeada. Hoy, muchas versiones puestas en Internet, son aclaradas o desmentidas rápidamente lo que le resta un valor inconmensurable que sí tienen los medios impresos de larga trayectoria en el país, cuyo mayor tesoro es la credibilidad.
También se aprecia un mayor conocimiento cultural profundo entre los periodistas de ayer con los de hoy, quienes generan mucha información "light", similar a la idea de las radios (las palabras se las lleva el viento). Se da una información oportuna al aire (casi digo al voleo), pero después se amplia y resulta totalmente distinta a la primera versión.
En resumen, las nuevas tecnologías de la información resultarán óptimas cuando el reportero digital tenga un conocimiento acabado de lo que está haciendo, de esa forma será verdaderamente responsable ante la comunidad y su cometido contará con la retroalimentación necesaria para continuar en el camino cibernético que no tendrá "eventos", pero sí muchos atentos "visitadores" de portales, blogs, etc.

Unknown dijo...

Si bien ya existen soportes informativos paralelos a los diarios tradicionales, el trabajo periodístico de una persona con preparación académica o de la vieja escuela, resulta mucho mas ecuánime a un trabajo llevado por la pasión de informar y relatar un hecho que sólo podría estar relacionado a su propio interes y quiza de algunos pocos.
Como diseñador gráfico, tambien he constatado que estos medios alternativos no cuentan con un soporte de diseño atractivo y bien diagramado, por lo que a la larga aleja al lector de estos.

Jorge Melin dijo...

Me parece correcta la visión que se plantea allí, en el sentido, sobre todo, que los actuales periodistas no se han adaptado a las nuevas tendencias.
Seguimos "anclados" en los viejos esquemas, debido a la edad -algunos, no es mi caso- o porque las exigencias de la empresa en este ámbito, ya que no van acompañadas de los incentivos económicos respectivos. Hay peticiones y no incentivos, más allá del planteamiento de que "si no se adaptan, van a quedar fuera del mercado".
Reitero mi opinión que di ayer en el curso: la aparición de los medios digitales de periodismo ciudadano es la respuesta de la comunidad a los espacios que no son dados en la actualidad por los tradicioales medios de comunicación. Sobre todo, pensando en la concentración de medios escritos que existe en nuestro país.
También pienso que en estos medios ciudadanos se esconde también la necesidad de expresión de corrientes de pensamiento o políticas que no encuentran cabida en los medios de comunicación tradicionales. Está bien, la libertad de información es algo que siempre será bienvenido.
Lo que sí, como empresa y como profesionales del periodismo, debemos de ser capaces de captar estas inquietudes y canalizarlas en nuestro diario.
Estamos en pañales. Ni las herramientas ni los profesionales, en general, estamos a la altura, por lo que hace falta avanzar mucho en este tema.
Y algo muy importante: el camino nuestro por esta nueva senda del periodismo no debiera ser impulsado por "el miedo a" (primero fueron los diarios digitales, luego la radio, ahora el periodismo ciudadano), sino que una correcta política de capacitación con los correspondientes incentivos económicos.
Mal que mal, creo que en El Mercurio de Antofagasta se encuentran algunos de los mejores periodistas de la zona.
Y, en general, creo que podemos actuar en conjunto con los periodistas ciudadanos, utilizarlos como fuentes y responderles dándoles cabida a su necesidad de expresarse, que es, en la mayoría de los casos, la motivación que los impulsa. Eso, aparte de algunos que me imagino quieren terminar con el diario, aunque eso... es otra historia.

Anónimo dijo...

El impacto de las audiencias activas invita a un nuevo esquema de hacer periodismo, a reformular criterios y aprovechar todo enorme caudal de pautas ciudadanas, además de abrir nuevos canales alternativos. Todo ello gracias al apoyo de las nuevas tecnologías y su impacto, cada vez más sorprendentes.

Jpenadonoso dijo...

Leí con atención los comentarios y me hace sentido subrayar algunas apreciaciones aquí formuladas.
a) Efectivamente las dictaduras son tremendamente vulnerables a Internet. En razón de ello en Cuba existe un acceso restringido. En China se aplica mano dura.
b) El periodista siempre será un puente, capaz de discriminar en los contenidos.
c) Más que periodismo ciudadano, es más preciso referirse a una suerte de reporteo ciudadano. En términos genéricos el ciudadano tiene mucho más ubicuidad que u periodistas, por razones obvias, los ciudadanos están en todas partes a todas horas. Potencialmente con un celular puede convertirse en un reportero ciudadano.
d) Es necesario incorporar la colaboración ciudadana, para los cual se deben adaptar y adoptar plataformas que lo hagan posible.

e)La libertad ciudadana que apunta a levantar blogs, arriesga la veracidad, sin embargo la propia comunidad de blogs tiene formas de censura, como por ejemplo la caida en el descrédito.
f) Los medios y la sociedad en su conjuntoi deben promover el acceso a Internet a toda la comunidad.
g)La responsabilidad en lka entrega de los contenidos contínua siendo hoy un rol casi exclusivo de los periodistas.

h) La necesidad de incorporar nuevas tecnologías por parte de los medios de comunicación requiere que el esfuerzo desplegado por los profesionales sea recompensado.